Los primeros asentamientos humanos en esta zona del Lacio se remontan a mil años antes del nacimiento de Cristo. En los primeros tiempos Roma era una aldea habitada en su mayoría por pastores y no constituía más que una de las varias comunidades que poblaron la Campania. Pero Roma contaba con algunas ventajas geográficas y económicas que contribuyeron en gran medida a que está pequeña aldea se colocase por encima de todas las demás y se convirtiese más tarde en el mayor imperio que ha existido en la historia de la humanidad. Estas ventajas fueron la posición geográfica en cuanto rodeada por colinas rocosas que le ofrecían protección , además del hecho de encontrarse a orillas del Tíber y en proximidades a su desembocadura lo cual le permitió establecer un puerto que sería el único en esa zona de Italia en esa época y por lo tanto muy frecuentado. Todo esto permitió a la ciudad eterna posicionarse muy por encima de las otras comunidades que muy pronto comenzaron a depender económicamente de Roma, ya que esta poseía otra ventaja económica: disponía de sal. Así se genero una ruta comercial importantísima que llevaba sal desde la desembocadura del Tíber hasta los pueblos del nordeste, y se la llamó via salaria que aún existe y conserva este nombre.
Roma era, entonces, el lugar del Lacio que mejor se prestaba para el establecimiento de una ciudad comercial y fortificada.
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